Corría el año 1979, y mientras Japón se rendía a los pies de un juvenil Diego Armando Maradona, que por ese entonces estaba disputando en aquel país la segunda Copa Mundial de Fútbol Sub-20 - título que la Selección Argentina se traería para este lado del mundo- en las oficinas de Namco, en Tokio, Toru Iwatani, un empleado de la compañía, tenía la tarea de crear un videojuego donde la acción principal del personaje fuese simplemente comer.
Posiblemente Iwatani no se imaginaba que lo que estaba a punto de salir de su imaginación se convertiría en el videojuego más popular y vendido de todos los tiempos, y mucho menos que la pizza que había pedido para almorzar tendría un papel determinante en toda esta historia; es que según cuenta la leyenda, luego de comer la primera porción, el hombre que también había creado otro éxito de la época como el Galaxian, descubrió el diseño perfecto para su personaje, al que en un primer momento bautizaron como Puck-Man.
El juego no tardó en convertirse en un rotundo éxito en su país de origen, y rápidamente fue llevado a los Estados Unidos por la compañía Midway - creadora, unos años después, de Mortal Kombat - sólo que al aterrizar en tierras norteamericanas lo rebautizaron como Pac-Man, porque supusieron que si le dejaban el nombre original, los listillos de siempre cambiarían la “P” por la “F”, para llamarlo “Fuck-Man”, lo cual provocaría más risas que ventas.
De esta manera, y a partir de entonces, el Pac-Man se convirtió en un fenómeno mundial de la industria de los videojuegos y frenó un poco la moda impuesta por Space Invaders, la que se conoce como acción “shoot-em-up” (videojuegos de disparos en primera persona). La creación de Iwatani proponía un formato único, humorístico y poco violento, que tuvo la particularidad de atraer tanto a los varones como a las chicas.
Fantasmas nada amigables
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Los fantasmas tienen características diferentes. Además del color (son rojo, rosa, azul claro y naranja), se diferencian en la velocidad y en el accionar. Mientras Blinky es rápido y tiene la habilidad de encontrar siempre a Pac-Man, Inky es mucho más lento y suele evitar el encuentro con el redondo protagonista.
Por otra parte, hay cuatro puntos más grandes de lo normal ubicados cerca de las esquinas del laberinto y que proporcionan a Pac-Man la habilidad temporal de comerse a los pegajosos fantasmas, los que se vuelven azules y escurridizos mientras dura el efecto. Luego de ser tragados por el Comecocos - nombre con el que se conoce al juego en España - los fantasmas se regeneran en un sector en el centro de la pantalla y vuelven a la carga.
Además de comer los puntos, Pac-Man puede obtener puntuación adicional si come alguno de los objetos que aparecen justo debajo del lugar desde donde parten sus perseguidores.
Un éxito que se reinventa
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Lo cierto es que ya pasaron tres décadas y el Pac-Man, para el regocijo de todos aquellos fanáticos de los juegos de arcade, mantiene la vigencia de antaño y prometen ir por más. De hecho, aseguran que se está desarrollando una nueva edición del juego que se lanzaría en 2010 con el propósito de celebrar el trigésimo
aniversario de su salida al mercado. ¿Quién hubiera dicho que pedir una pizza iba a resultar tan redituable?